La rueda de la rutina o el ritmo frenético de la vida atrapan. Desde el optimismo insensato y también del pesimismo se suele creer que las cosas no van a cambiar y que probablemente lo que se está viviendo, es lo que providencialmente nos toca y crea un estilo de vida que se va consolidando por varios años. Estamos tan inmersos en el automatismo y la inercia que llegamos a anularnas/os, impidiendo contemplar otra forma de vida.
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