Dado que los saberes acerca de la mente y el alma remontan miles de años antes de nuestra era, no es extraño que la mujer aparezca desdibujada, descrita en forma arbitraria y hasta caricaturesca, frente al modelo masculino, visto y aceptado hasta hoy día, como prototipo humano, quienes fueron por astucia o por fuerza, los que capitalizaron el poder con el animismo, con las teogonías que anteceden a las religiones, incluso en el esoterismo.
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