“Yo te cuento cosas, tú me cuentas cosas” es la condición ineludible que el famoso psiquiatra encarcelado impone a la agente del FBI en la fantástica película El silencio de los corderos, y no se trataba solo de la necesidad del personaje de hablar con alguien, sino de penetrar en el ámbito íntimo de ella para asegurarse una posición de poder ante la angustiosa búsqueda de ella, que está sola, afrontando una misión que sabe es determinante para su carrera. Soledad y autoconciencia, son las dos vivencias psicológicas que reúnen en diálogo a los dos personajes.
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