La metáfora de la física matemática; la cualidad de elasticidad de ciertos cuerpos por la cual, cuando sobre ellos incide una fuerza se desfiguran, pero luego recuperan su forma original. Hay una infinitud de polímeros que están a nuestro alrededor, piezas de acero elástico que dinamizan máquinas, enseres y llegan a tener estiramientos y torsiones increíbles seguidos de fuertes contracciones sin alterar su estructura química.
El cuerpo humano físicamente también tiene propiedades elásticas. Pensemos en la nobleza del útero que gestando la vida crece de una manera impresionante para posterior volver a su tamaño original. Y qué decir de la piel, músculos y tendones que acompañan nuestro crecimiento y son la envoltura del psiquismo, el cual necesariamente tiene que ser flexible para adaptarse a las diversas contingencias de un mundo versátil e impredecible.
La flexibilidad es una de las cualidades que nos permite valorar como “normal” o funcional a la personalidad, tiene que ver con la inteligencia, la gestión emocional y la experiencia, pero también está relacionada con los aspectos éticos y morales de las personas. La conducta tiene una esencia emocional que opera durante todo el tiempo, pero no somos totalmente conscientes de sus efectos en lo que concebimos, ni de las secuelas de nuestro paso por la vida de otras personas.
En el esoterismo de la naturaleza, el principio del ritmo, explica que todo tiene un avance y un retroceso, un flujo y un reflujo incansable como la marea y la resaca en una playa. Algo parecido requerimos para mantenernos plenamente funcionales en contextos ampliamente cambiantes que día a día desafían nuestros esquemas habituales y nos exigen alternativas creativas, en muchas ocasiones irreverentes y contradictorias con el establishment en especial cuando de las relaciones interpersonales, del amor y la sexualidad se trata.
Todas y todos convenimos tener flexibilidad y además necesitamos una capacidad potencial de resortear ante la presencia de un estímulo que exige una respuesta potente e inmediata. Imaginemos a la atleta en pista que está con sus pies firmes en los partidores previo al sprint y ante el disparo sus músculos estallan impulsando la máxima velocidad hacia el triunfo. Asimismo, deberíamos mantener una musculatura emocional que nos permita esa explosión que nos proyecte hacia espacios de mayor satisfacción cuando algo nos perjudica. No se trata de adquirir una obsesiva hipervigilancia con reacciones de tipo impulsivo y emocionalmente desordenadas, sino de una actitud rápida, racional, relativa a la visualización de alternativas distintas a lo que podría esperarse dentro de lo usual.
Resortear o sea contraer y estirar los músculos no es lo mismo que rebotar. Rebotar es la capacidad resiliente ante los impactos peligrosos, en tanto que el resortear es la posibilidad de uno/a mismo estampar potencia y dar un salto hacia un plano distinto de la experiencia.
Todo lo que hemos vivido a lo largo de los años tiene que ver con el impacto de fuerzas que han puesto a trabajar nuestra elasticidad, pero debemos ir acumulando un potencial de fuerte resorteo, ante la presencia de respuestas rutinarias que la cultura y la norma nos han inoculado, llevándonos a actuar muchas veces como una más de una sociedad disciplinada que se adapta y conforma con lo que nos impone y no nos hace felices.
La elasticidad como una propiedad de la materia no incluye cambios químicos, pero el aprender a resortear, implica que algo cambió en nosotras. ¿Cómo aprendemos a resortear? Puesto que no existe la guía del usuario ante un mundo versátil y riesgoso, el mejor entrenamiento para nuestra musculatura emocional es la gimnasia psicológica que la encontramos en la psicoterapia, en las conversaciones profundas con un bis a bis de empatía y afecto donde no cabe el juicio, ni el señalamiento.
En la escucha atenta de las experiencias ajenas, hay escenarios para preguntarnos qué haríamos en esas circunstancias, cómo deberíamos reaccionar ante un suceso tal, y cuando exploramos nuestro organismo psíquico conociendo la musculatura espiritual, los obstáculos que parecerían insalvables, la motivación interna potente aparecerá, no renunciar antes de tiempo, así resulte incómodo.
Las situaciones límites son oportunidades, para estar mejor como persona, tomate el tiempo de estar contigo…esa es la mejor manera de disfrutar cada momento que pases en este mundo.