DICIEMBRE, RITOS Y COMPROMISOS

Cercana está la última hoja del calendario para el mundo occidental, época en la cual celebramos navidad y fin de año con variados rituales, festivos unos, religiosos otros, esotéricos diferentes y divertidos.

Sean de la naturaleza que fueren, convergen todos en un punto donde el pasado y porvenir se tocan en la rememoración y el anhelo, en la reflexión crítica y la esperanza, queremos dejar atrás las pérdidas, los dolores, mantener los logros, alegrías y hallar días más luminosos en el nuevo año. Vivimos horas de intensa emotividad en las cuales instauramos los compromisos que estimamos necesarios para alcanzar la felicidad.

Los compromisos de diciembre suelen ser resultado de un recuento de lo vivido y la necesidad interna de cambiar lo malo y mantener lo bueno.

Navidad es el tiempo para poner en pausa el vertiginoso ritmo que fluye en el consumo que impera en la decisión de gastar, en la infinita espiral de placeres, deseos y asumir una posición de calma, empatía y amistad frente otros y a la naturaleza. Es la época propicia para el compromiso profundo; evidentemente no tiene nada que ver con lo material sino con lo que, desde el afecto, la voluntad y el esfuerzo estamos en capacidad de obligarnos, es una declaración silenciosa de altruismo entendido como solidaridad y amor.

En navidad dar debe ser darse, y recibir con alegría lo que los otros puedan darnos. Vivir con conciencia renacer de la vida adormecida, cuidar lo que se tiene y lo que rodea, porque la vida es un regalo para evolucionar.

Por contraste, fin de año más que espiritual es festivo. Si navidad tiene un sentido apolíneo, fin de año es dionisíaco. Pero la fiesta siempre termina y se abre nuevamente el espacio para la reflexión y nos preparamos para nuevas experiencias y por supuesto, los compromisos para el nuevo año.

Llegó la Navidad, y sería bueno instaurar un tiempo para escuchar el eco del silencio, para estar consigo mismo/a, buceando en el océano interior, o tal vez, dándose el permiso de que las alas del miedo migraran indetenibles para otros rumbos, consciente que la vida comienza más allá de todo temor.

Reconociendo en la cotidianidad las enseñanzas que adjuntan los problemas, para estar preparados solamente para todo, porque la vida es una escuela para evolucionar y ella incluye incertidumbre, asombro, misterio, admiración o lo que cada una/o decida añadir, en este viaje evolutivo donde quien no desarrolla su sensibilidad ni compasión, elige caminar a ciegas.

Que sean el amor, la alegría, la igualdad, la libertad, la solidaridad, la base de los compromisos y el ritual de diciembre, enfocándote en estar presente y sintonizado con quienes están realmente en tu vida.

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