EDAD – TIEMPO

Hemos construido una idea de cómo amoldar el  comportamiento en consonancia con el  tiempo, hay  un conjunto de ideas  particulares con las que afrontamos cada cumpleaños y que guían cómo tiene que verse la vida en ciertas edades, por ejemplo está como norma convencional a los 18 terminar la colegiatura, a los 23 finalizar la carrera, consolidarse en el mundo laboral a los 25, porque a los 30 se debería empezar a tener una familia y establecernos, posterior tener un hijo y después otro porque según la cultura es bueno que un niño tenga una hermanx  para jugar, y así sucesivamente a lo largo de la vida  la lista incesante y quizá tiránica de edades, logros, tiempos. 

Estas pautas de comportamiento y rendimiento que la sociedad espera de una persona, son impuestas por un sistema político ideológico que no solo disciplina al sujeto sino que le invita mostrándole el mundo en una vitrina, a autoexplotarse,  es una carga que suele ser muy intensa para llevarlo a cumplir la expectativa de acuerdo a la condición (profesional, económica, cultural, etc.). Este sistema de pensamiento se desarrolla a partir de la actuación de las principales instituciones sociales como la familia (dentro de ella realizamos los aprendizajes básicos, obtenemos herramientas y una doctrina que sentará las bases para manejarnos durante nuestra vida adulta), el sistema educativo, los medios de comunicación, el mercado, los cultos, las costumbres y el Estado como materialización de la cultura. 

Si los estereotipos contables no cumplen las expectativas externas (que a fuerza de escucharlas las hacemos nuestras) no generan la idea de estar fracasando en las representaciones sociales (cosa que es realmente falso). ¿Quién determina lo que debe suceder en cada edad? ¿Quiénes son los que definen qué tareas nos corresponden? ¿Quién dijo que era ley y así debe ser por siempre? La respuesta a todo esto es Nadie en específico. No hay reglas para normar nuestro devenir, debemos aprender a vivir enfocándonos en lo que realmente nos gusta, ese cambio de mentalidad permitirá quitarle al mundo su papel de amo y juez. 

El mundo parece estar pendiente de cada paso que damos, a través de comentarios y opiniones que condicionan nuestras vidas a través del permanente proceso mental de autovaloración donde ego y narcisismo compiten y siempre consiguen pasar factura, pero es necesario esforzarnos examinando nuestro diálogo interno, para ser conscientes del bombardeo de estereotipos edulcorados, a fin de no engancharnos en el discurso, negociar bajo presión y ceder libertad. 

No hay una fecha de extinción en los tiempos y momentos, la vida misma puede marcar su ritmo, si se disfruta de lo que se vive, cuando se explora de mil maneras distintas la libre elección, y se reconoce las necesidades creadas, reivindicado la manera personal del tiempo. 

Cuando nos atrevemos a quebrantar el imaginario popular, rompemos prejuicios, estereotipos y conductas discriminatorias. Es evidente que en el proceso de transformación el sentido del ser, mira reflexivamente y establece nuevas narrativas para la propia supervivencia.  La decisión crítica de quién se es y de qué se quiere hacer con la vida, es personal. 

Ahora que tienes más claro que los capítulos de tu vida dependen de ti, cuestiona todos los comportamientos, creencias que llegan, para no actuar en automático y pasar por el filtro mental propio, reeduca tu mente, identifica tú esencia. 

Solo tú sabes, que es lo mejor para vivir mucho más relajadx.  ¡Verás qué descanso, que liviandad! Todo es válido cuando se habla de tiempo y edades.

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